Cuando los eventos virtuales en salud pierden el rumbo (I)

Pasa frecuentemente, lo que en un principio parecía bueno, hoy es una idea terrible.
Me refiero a ese ente indefinido y mal llamado “Evento Virtual”, aunque este puede adquirir diferentes nombres en función de la sofisticación eufemística que se emplee, los más comunes son: Experiencias digitales interactivas, encuentros digitales o virtuales, simposios digitales, Encuentros remotos o conferencias digitales. Todo es ponerse y encontrar un nuevo nombre para un mismo elemento. (Mira, ya tenemos una nueva categoría para los Aspid: ¡eufemismo!. De nada.)

Y cuando digo que es “indefinido”, porque el evento digital sufre del mismo mal que el “video”, la “web” o el “curso”, que lo denominamos de una sola manera, cuando en realidad hablamos de objetivos, tácticas y ejecuciones muy distintos.

Nadie planteó que la asistencia pasiva, es una ausencia pagada y la falta de interacción un fracaso

Llegados a este punto, creo que los eventos virtuales son una idea terrible, pero con matices. Me explico;
Lo que en pandemia parecía una gran solución a la problemática de los encuentros con especialistas médicos, resultó ser (con excepciones) un paripé excesivamente caro. Nadie pensó que plantear a los especialistas médicos un simposio digital, después de una estresante jornada, donde en muchos casos se enfrentaban directamente con la muerte, era una mala idea. ¿Que podía fallar?
En efecto, la asistencia marcaba el ritmo del éxito o del fracaso (todavía lo hace) y viendo la frecuente falta de interés, los que menos, empezaron a pedir favores a través de sus fuerzas de ventas (esas mismas que mermaron tras la pandemia) y los que no, pasaron directamente a “incentivar” su asistencia. Una vez más, ¿Que podía fallar?
De pronto las salas se llenaban, no del todo, pero mejoraban. Eso si, con cámaras y micrófonos silenciados. Ante la avalancha de favores y compromisos, los médicos aceptaban asistir, pero solo de espíritu. ¡Incluso llegamos a ver al mismo doctor conectado a tres conferencias a la vez!. Nadie planteó que la asistencia pasiva , es una ausencia pagada y la falta de interacción un fracaso. Por muy bonitos que parezcan los KPI, si lo que ofreces no interesa, tampoco lo hará aunque incentives.
Ante el desconcierto, los eventos virtuales, pasaron a ser sencillamente salas de ZOOM. Café para todos, tanto interno como externo. La falta de fé en que un contenido puede atraer la atención de alguien se palpaba en la falta de soluciones a la problemática. El evento virtual, pasó de ser una inversión esperanzadora a un gasto residual. Como frecuentemente pasa en este mercado, lo que en un principio parecía una buena solución, pasó a ser una idea terrible.

Es esencial nutrirse de lo que pasa en otros mercados, otros formatos, otras problemáticas para poder construir una estrategia que pueda vencer la barrera del propio interés.

Sin embargo aunque se generalice el mal uso de una disciplina, no quiere decir que esta sea mala. Un evento virtual, necesita una base de audiencia entregada e interactiva, para poder compartir tu relato con ellos.
¿Que hace que un especialista médico acuda después del trabajo a conectarse a una conferencia, curso o simposio y no solo se mantenga conectado hasta el final, también interactúe con el contenido propuesto?

Asunto complejo, ya que hay una pregunta que siempre tenemos que contestar. Se nos llena la boca diciendo que ponemos al “cliente” en el centro de nuestra estrategia cuando lo más habitual es poner la marca primero. La pregunta que propongo la haría el propio cliente (si, el que se supone está en el centro) y la realizaría después de ver una propuesta: ¿Y a mi que?.
Si un encuentro digital, no informa o directamente forma de manera interesante, amena, entretenida y distinta. Si esta información o formación no es relevante para la persona a la que te diriges, todo el esfuerzo nace muerto.
Es ahí cuando las fuerzas de venta, KAMs y demás personas que representan a un laboratorio desde distintas perspectivas tienen que forzar asistencias, compromisos e incentivar altas. La inversión se convierte en gasto y este en hipoteca.

Sin embargo, hay valiosas excepciones dentro de los “eventos virtuales”. Muchas de ellas producidas en el hábito de la industria farma, pero la mayoría fuera de ella. Es esencial nutrirse de lo que pasa en otros mercados, otros formatos, otras problemáticas para poder construir una estrategia que pueda vencer la barrera del propio interés.
Se que a muchos les salen sarpullidos cuando digo esto, pero necesitamos entretener a nuestros asistentes. Da igual que nivel técnico proporciones, da lo mismo el departamento que representes. Si no entretienes, aburres. Si aburres, se van.

Amenizar un evento no quiere decir que les pongamos a dar palmas, tan solo que les involucremos, preguntemos, les sorprendamos, les hagamos participes de lo que esta pasando y su resultado final.
Son muchas las claves que hay que tener en cuenta y por lo general no nos gusta la complejidad a la hora de elaborar un nuevo proyecto. Por eso catalogamos distintas disciplinas bajo un mismo nombre, perdiendo con ello enormes oportunidades. Que un evento tenga una base de audiencia sólida, emergente, interactiva y exponencial, no es sencillo. Pero lo bueno nunca lo es.

En este post he tratado la problemática que nos plantea etiquetar todo bajo un mismo prisma. En el siguiente trataré de proporcionar algunas de las claves que hacen que un evento digital llegue a ser memorable y con posibilidades de éxito a largo plazo.


Si quieres recibir más post como este, por favor suscríbete. No dudes en dejar un comentario, porque siempre trato de responderlos. También te invito a seguirme a través de Twitter , Linkedin, Tiktok, Instagram o mi canal Youtube, donde ya somos 37k hablando de Marketing, Publicidad, Empresa, sus personas y Tecnología. También puedes conocer nuestro Proyecto , donde tratamos de innovar en comunicación de marcas de salud cada día.